miércoles, 12 de marzo de 2014

TÚMIDO/A

Tras el buen fin de semana turístico, histórico y gastronómico que hemos disfrutado en la capital cacereña junto a la mejor guía turística de la región (¡gracias, Nuria!), hacemos repaso de los nuevos términos aprendidos; entre alfices, matacanes y torres albarranas hemos descubierto una nueva esdrújula, precisa y polisémica.
Túmido/a, en el ámbito de la arquitectura que es el que nos ocupaba, alude a aquel arco o bóveda que es más ancho hacia la mitad de la altura que en los arranques. Esta definición del DRAE es algo más genérica que la que se maneja en el terreno específico del arte, según hemos podido observar.
En materia artística se restringe la denominación de arco túmido para el arco de herradura apuntado; es decir, cualquier arco de herradura cumplirá la premisa de ser más ancho en la mitad de la altura que en los arranques pero sólo el que sea apuntado será denominado túmido.
También se puede denominar arco árabe y un ejemplo muy representativo podría ser la puerta del Perdón, en la mezquita de Córdoba.
Pero el vocablo de hoy nos reservaba alguna sorpresa más. Procedente del latín tumĭdus, hinchado, puede ser una forma desusada para referirse al estilo ampuloso [dicho del lenguaje o del estilo y del escritor o del orador: Hinchado y redundante] o un adjetivo culto, sinónimo de tumefacto [dicho de una parte del cuerpo humano: Que tiene hinchazón].

En definitiva, todo muy hinchado y en todos los sentidos del término. Como regla nemotécnica podríamos imaginarnos a Sánchez Dragó, harto de fabada, soltando una perorata sobre la inflación bajo la puerta del Perdón. ¡Demasiado túmido! Sólo de pensarlo se nos queda entumido el cerebro...

No hay comentarios:

Publicar un comentario