domingo, 9 de septiembre de 2012

Etimología instrumental. De cuernos, caracolas, elefantes y otros...

Hemos vuelto del verano con las pilas recargadas, dando un lavado de cara a la imagen del blog y estrenando colaborador especializado.
Él es Pablo del Pozo, un hombre del renacimiento, músico y crítico musical en las revistas Diverdi y Scherzo, periodista, educador, bloguero en ciernes y, por supuesto, aficionado a las palabras, sus orígenes y curiosidades. Se ha ofrecido a encargarse de la sección de Música e ilustrarnos sobre ese apasionante mundo y su terminología, la etimolomusicología como él prefiere decir. Desde luego, no podíamos rechazar su propuesta, así que ¡muchas gracias y bienvenido!

Empecemos por el principio y cogiendo el toro por los cuernos. En inglés, prestado del alemán, horn significa cuerno de animal. Dado que muchos instrumentos de viento se basaron originalmente en cuernos de animales, el término alude también a muchos de ellos. Incluso a a las bocinas de coche se les dice horn, aparte de claxon, y no tienen del cuerno ni la forma. Por otra parte, como los primeros teléfonos tenían forma de cuerno, también se les llama horns a estos aparatos, aunque no tienen nada -casi nada- de instrumentos musicales.

Trompa
El horn a secas es la trompa en castellano, pero en realidad suele precederse de french porque en el Reino Unido eran referidos por su procedencia gala. Para los franceses el french horn es sencillamente trompe, y para los italianos tromba; como en castellano, el lexema compartido debe provenir de strombos, palabra griega que designaba a la caracola marina, origen, junto a los cuernos o las maderas vaciadas, de los más antiguos instrumentos de viento de la humanidad.

Olifante
Nada que ver con la trompa de los elefantes, con la que comparten la forma tubular y enrollada, aunque el mismísimo Corominas quisiera asociar al nombre del instrumento la imitación del barrito. Sí es posible que la raíz trump tuviera éxito en su difusión como onomatopeya, no necesariamente paquidérmica. De todas formas, para hallar elefantas sin más vueltas tenemos el olifante, un instrumento de llamada que se tallaba directamente sobre el marfil de sus colmillos -no hay que confundirlo con el gigantesco animal homónimo surgido de la imaginación de Tolkien-. Algunos ejemplares se conservan como refinadas obras de arte más que por su valor musical. El olifante más famoso es el de Roldán, no el villano español sino el héroe francés.

A su vez, de la tromba italiana deriva su diminutivo trombetta y su aumentativo trombone, que en español dieron lugar a la trompeta y el trombón. A propósito, es más que significativa la insistencia del alumnado de secundaria en escribir trompón, por más que se llame la atención sobre falta ortográfica tan reiterada. En realidad se está aplicando el mismo procedimiento que siguió el castellano para crear la "p" de trompeta; además se puede encontrar en algunos textos decimonónicos, luego la cosa viene de largo. Especulo que el buen tamaño del instrumento pueda tener algo que ver, ya que, además, parece saliente de la nariz visto desde lejos. De momento la Academia sigue sin aceptar acepción tan divertida, aunque sí la admite en el sentido de "darse un trompazo”.
Trombón

Trompeta

Detengámonos en un ejemplo francamente llamativo por proceloso y retorcido. Cuando alguno lea por primera vez tromba marina se imaginará junto a George Clooney en medio de la tormenta perfecta... Nada que ver, ni con las trombas ni con el mar. Hoy es más frecuente ver esta forma en italiano, pero también podemos encontrar trompa o trompeta marina. Y tampoco tiene nada que ver con los instrumentos de viento, pues es de cuerda. [Pónganse este vídeo en ventana aparte, sin mirarlo, y sigan leyendo]
Podría uno pensar que se trata de un aerófono de metal y de ahí viniera lo de "tromba" ¡pero no! Se trata de un cordófono de origen renacentista y muy preciado durante el Barroco [ya pueden mirar el vídeo]. En el sonido que producen los armónicos de su única y gruesa cuerda está la clave de aqueste camaleón sonoro.
Tromba marina
¿Y lo de “marina”? Aunque algún creativo pensara que proviene de su uso en alta mar, lo cierto es que la explicación viene de tierra firme. En lugar de en oleajes y tempestades, debemos situarlos en apacibles conventos alemanes de monjas. De ahí surgió marientrompete, trompeta de María o trompeta mariana y ya se pueden imaginar el resto. Como curiosidad, Apollinaire, seducido por tamaña rareza, escribió su poema más miniaturesco: Et l’unique cordeau des trompettes marines...

Cornu
Aún no hemos acabado con los cuernos. Del latín cornu proviene el propio cornu (no recogido en el DRAE) de los antiguos romanos, muy de moda en toda película de época que se precie, o la cornamusa, del francés cornamuse (preciosa palabra formada por corne y muser, que significa divertirse o vagar).
Cornamusa
Pero también la corneta de las bandas, que no es el mismo instrumento que el cornetto (no recogido en el DRAE), antigua corneta en castellano a la que hoy se vuelve a denominar tal cual, en italiano, precisamente para distinguirla de la moderna, aunque quizá haya que buscar otra palabra para diferenciarla de un característico helado...
Cornetto
Corneta








Sin embargo, la versión más grave del cornetto sí debe su nombre a las curvas del animal que sugiere: el serpertón, que curiosamente los angloparlantes traducen como serpent -aunque a la serpiente la llamen snake-.
Serpentón
En el s. XIX se creó un serpertón contrabajo tan grande que pasó a ser conocido como anaconda, pero el verdadero heredero decimonónico fue el metalizado oficleido (no recogido en el DRAE), derivado del griego ophis y kleis, literalmente ofidio de llaves.
En inglés le dicen figle, cruce de oficleido con bugle, a su vez forma compartida con el francés para referirse a un instrumento algo más pequeño que la corneta derivado del latín buculus (en referencia al cuerno de buey con el que se harían instrumentos de viento desde antiguo).
Oficleido
Clarín
No, definitivamente no habíamos acabado con los cuernos; los españoles prefirieron llamarlo clarín, probablemente por esa asociación tan extendida e inexplicable entre lo agudo y lo luminoso, esto es, entre lo agudo y la claridad.

Clarinete
Claridad compartida por los celebérrimos clarinetes con los que Mozart, sin querer, acabó llevándonos a África. Por cierto, el instrumento para el que en realidad compuso su maravilloso concierto fue un hermoso prototipo que el tiempo olvidó cruelmente; en castellano hoy es más conocido en su forma italiana, corno di bassetto, a la sazón seudónimo de George Bernard Shaw cuando escribía como crítico musical. Pero igual que se está recuperando musicalmente para los conciertos, podríamos recuperar lingüísticamente el cuerno bajete que aparece en la Gramática musical de Joan Baptista Roca i Bisbal.

Saxofón
Volviendo a las serpientes, cuando Adolphe Sax presentó por primera vez su más famoso invento, lo llamó oficleido de boquilla, o simplemente nuevo oficleido. Quería rescatar la delicadeza de la madera pero quedarse con la potencia del cuerpo cónico de bronce. Finalmente el tiempo consagró su creación con el epónimo más célebre de la organología: saxofón o saxófono.
Luego vendrían dos instrumentos ausentes del DRAE: el sarrusofón, hijo de Pierre-Auguste Sarrus -colaborador de Sax-, que suena con sólo nombrarlo, y el sousafón de John Philip Sousa, el de las barras y estrellas... Pero reservemos esta vía para algún capítulo futuro sobre epónimos musicales...
Sarrusafón
Sousafón










Gemscorno
Retomando nuevamente el tema de los cuernos, esta vez de lleno en el horn alemán, podemos citar, por ejemplo, el fiscorno -y no fliscorno, quizá más extendido- (de flügelhorn, cuerno de alas, tal vez por su uso militar como toque de llamada para la formación de las “alas” de un ejército) o el gemscorno  (no recogido en el DRAE; de gemshorn, cuerno de rebeco -Rupicapra rupicapra- sobre el que se talla una flauta).
Fiscorno

Trompa de los Alpes
También el sorprendente y gigantesco alphorn, de procedencia alpina, conocido en español con la frondosa expresión trompa de los Alpes.
Pero quizá el caso más enrevesado sea el del cor anglais, que en el Reino Unido se emplea tal que así, en francés, para aludir al instrumento conocido en castellano como corno inglés...
Corno inglés
…que no nació ni en Inglaterra ni en Francia, sino en tierras germanas. Allí se le bautizó como engellisches horn, literalmente cuerno angelical por su parecido con el instrumento que portaban los ángeles en algunas pinturas medievales. Como quiera que engellisches también era la forma de decir “inglés” en alemán antiguo, al tiempo llegó la confusión en italiano (corno inglese), español (corno inglés), francés (cor anglais) e incluso inglés americano (english horn). Los británicos se quedaron con la expresión de sus vecinos de enfrente, lo que generó aún más confusión; de hecho, durante mucho tiempo se creyó que anglais venía de una deformación de anglé, anguloso en francés, puesto que los primeros ejemplares eran algo curvados.

Ocarina
Gaita
Nos olvidábamos de la simpática ocarina, creada y bautizada por Giuseppe Donati, a partir de su italiano dialectal, basándose en su parecido con el de una pobre oca descabezada. O de la gaita, acaso del suevo gaits, cabra, por el origen de la piel con la que se fabricaban los fuelles.

Y hasta aquí el primer capítulo de etimologías instrumentales, que ha girado libremente en torno a los instrumentos de viento surgidos de su “animalidad”, en uno u otro sentido. Nos faltarán aún muchísimos, sin tener siquiera que salir del grupo de los aerófonos.
Además, hemos tocado otros aspectos que proporcionarán mucha más tela que cortar: la forma, el material, las eponimias, los gentilicios, las onomatopeyas o las percepciones subjetivas. ¡Seguiremos desgranándolos en próximas entregas!

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