martes, 27 de diciembre de 2011

Extranjerismos

¡Ho, ho, ho! ¡¡Felices fiestas a todos!! Como os habéis portado demasiado bien con nosotros durante estos seis meses, Papá Noel os ha dejado un regalito lingüístico un poco especial; no es una palabra llamativa o curiosa, ni con una etimología extraña, sino un artículo dedicado a los extranjerismos en el castellano. Nos ha parecido interesante conocer un poco sobre el origen y la evolución de nuestro idioma; a ver qué os parece...!!

Para empezar por el principio, se entiende por extranjerismo, según su segunda acepción en el DRAE, la voz, frase o giro que un idioma toma de otro extranjero. Se debe hacer en este punto la primera matización, para considerar por separado la base de nuestro castellano: las palabras patrimoniales o tradicionales que proceden del latín -lengua origen de nuestro idioma- y representan la mayoría de nuestro léxico. En una línea cercana se pueden situar los cultismos, conformados por raíces latinas y griegas introducidas por necesidades literarias, científicas e intelectuales, sin pasar por las transformaciones fonéticas normales de las voces populares. Entre ambos tipos conforman un 70-85% aprox. de nuestro vocabulario actual.

De ahí en adelante los términos que ha ido incorporando el vocabulario castellano a lo largo de la historia, ya sea por razones sociales, culturales, económicas, etc., tienen orígenes muy diversos. Y se pueden incorporar por tres vías principales:
     -Xenismo: extranjerismo que conserva su grafía original. Ej: Test; Club; Pop.
     -Adaptación de su ortografía y pronunciación a nuestro propio idioma. Ej: Fútbol (Football); Estrés (Stress); Güisqui (Whisky) [en este último caso ambas formas están aceptadas].
     -Calco semántico: traducción del término foráneo a palabras ya existentes en el idioma receptor. Ej: Rascacielos (Skycreeper); Balompié (Football); Baloncesto (Basketball).

Cronológicamente, el castellano recibió algunas influencias de las lenguas germánicas como en ropa, brote, espuela, yelmo, tregua, espía o aspa, entre otros.
Posteriormente, debido a los ocho siglos de ocupación de la península, el árabe ejerció una influencia vital en multitud de ámbitos; en agricultura (algodón, albahaca, sandía, azafrán), en ciencia (algoritmo, cifra, cero, álgebra), en ingeniería y construcción (atalaya, acequia, azotea, mazmorra), en economía (arancel, alquiler, tarifa), en arte (laúd, rabel, tambor) y en otros muchos campos (almohada, alhaja, alfombra, alpargata, fideo, jarabe, alcalde, holgazán, alicate, jabalí, ojalá -muy curiosa, del árabe hispánico law šá lláh, si Dios quiere- y la tan manida arroba).
Tras el descubrimiento de América, se requirió la incorporación de diversos vocablos que representaran elementos desconocidos en el viejo continente hasta ese momento, fundamentalmente en la flora/fauna y en la agricultura. Estos términos se tomaron de las distintas lenguas y culturas precolombinas. Del taíno se tomaron maíz, yuca, iguana, caimán, guacamayo; pero también otras quizá más sorprendentes como huracán, canoa, las antiguas enaguas y las modernas barbacoas. Del nahua o náhuatl se tomaron "prestados" animales como coyote, ocelote, mapache o quetzal, y vegetales como tomate, cacahuete, aguacate, cacao y su derivado chocolate; también otros términos como petate, petaca, tiza, jícara, hule, tiza, mezcal y la más curiosa: chicle -de tzictli-. Del caribe se adoptaron vocablos como loro, micoboniato, caoba, sabana, piragua, cacique o butaca. Asimismo, otras lenguas amerindias dejaron su propia herencia; el quechua aportó puma, llama, vicuña, cóndor, guano, mate (infusión), caucho, coca, ayahuasca o la nutritiva papa (patata); el aimara contribuyó con alpaca, mientras que el guaraní hizo lo propio con jaguar, tapir, ñandú, mandioca o maraca.

En cuanto a las influencias europeas, también han sido notables. En pleno siglo XXI de la tecnología y la globalización no parece necesario recurrir a ejemplos del influjo del todopoderoso inglés ni del francés, su predecesor en dominancia durante los siglos anteriores. Pero otros idiomas importantes del continente han hecho curiosas aportaciones, como el alemán que nos permite en los gaudeamus de estos días degustar delicatessen, hacer un brindis -de bring dir's, yo te lo ofrezco-,  y quizá dejarnos bigote -quizá de bei Got, por Dios-, o el italiano que colabora con una amplia gama en cuestiones de seguridad, como centinela, escolta, escopeta o fragata para luchar contra la mafia y su vendetta, y, desde luego, participaciones más artísticas como piano, novela o soneto, y más simpáticas como mostacho, cabriola, grafiti -recogido en el DRAE como sinónimo de grafito-, carnaval y nuestra idolatrada esdrújula.
Otros idiomas de nuestro continente han hecho su colaboración particular. Del portugués de nuestros vecinos obtenemos mejillón, caramelo y mermelada; también sarao, chubasco, vigía, buzo, bandeja o catre y herencias de sus viajes mundiales como bambú (también está aceptado bambuc), pagoda, biombo -originariamente del japonés byóbu, de byó, protección, y bu, viento- o cachimba -desde el bantú cazimba-. Del holandés hemos ampliado vocabulario en temáticas variadas: escaparate, bloque, eslora, dique, canica, iceberg, alzacuello, hotentote [del neerlandés hotentot, tartamudo; se dice del individuo de una nación indígena que habitó cerca del cabo de Buena Esperanza] o bóer [se dice de los habitantes de origen holandés de Sudáfrica]. Del griego, entre otros muchos vocablos, acogemos un simpático animal con un bonito nombre: hipopótamo.
Aportaciones más curiosas vienen de otros idiomas con un menor contacto geográfico o cultural. Del ruso adoptamos troika (o troica), samovar, balalaica y el archiconocido vodka; de las lenguas caucásicas nos llega el kéfir. El turco nos abastece de yogur y zapatos. El checo ideó el robot y el polaco exportó la mazurca. Gracias al noruego conocemos el kril y el rorcual, vía inglés y francés respectivamente. El resto de lenguas nórdicas nos presentan otras especies animales como el narval, procedente del danés, el desmán, del sueco, o la morsa, derivada del finés mursu o el lapón morssa. Y hasta el esquimal colabora con el popular iglú. Incluso el que dicen es el idioma europeo más complicado, el húngaro, pone su granito de arena con páprika [pimentón], que no paprika como se oye por ahí.

Los idiomas más lejanos pueden resultar aún más sorprendentes. El egipcio aporta adobe o ataúd, el persa almíbar, julepe o momia y el enigmático hebreo nos enseña la cábala. El hawaiano, de carácter más divertido, contribuye con el ukelele, literalmente "pulga saltadora".
Aunque la aportación es menor, desde el África negra, concretamente de las lenguas de África occidental, recibimos el vudú y sus zombis, y otras palabras más utilizadas en América como bachata, banana o quilombo. También del continente africano recibimos marimba, bosquimano (o bosquimán) [del afrikáans boschjesman, hombre del bosque. Individuo de una tribu del África meridional, al norte de la región del Cabo] y la hiperextendida cola [del mandinga k'ola. Semilla de un árbol ecuatorial, de la familia de las Esterculiáceas, que por contener teína y teobromina se utiliza en medicina como excitante de las funciones digestivas y nerviosas. Sustancia estimulante extraída de esta semilla. Bebida refrescante que contiene esta sustancia].

Desde las tierras más remotas, el lejano Oriente, también hemos recibido contribuciones muy interesantes. Del chino milenario nos llegan dazibao, jangua, o taichi, y gracias a su paso por el inglés adoptamos kung-fu, chinchín o el moderno ketchup -del inglés ketchup, y este del chino kôechiap "salsa de pescado en escabeche". El vecino coreano colabora con otro arte marcial, el taekwondo, de tae kwon do, arte de lucha con manos y pies, mientras que el enigmático japonés contribuye con diversas palabras, desde artes marciales como el sumo, yudo, kendo o aikido, hasta otras otras artes como el haiku o haikú, ikebana o karaoke, pasando por la catana (no katana), el bonsái o los kamikazes; sin embargo, resulta sorprendente comprobar que no están admitidos algunos vocablos, casi más asentados socialmente que alguno de los anteriores, como manga, sushi, surimi u origami. De otra lengua ancestral como el hindi y su antecesor, el sánscrito, ya conocemos devanagari, pero existen otros préstamos, casi todos muy espirituales, como karma, yoga, nirvana, mantra o gurú; esta espiritualidad se hace añicos con el significado implícito de la dualidad esvástica-ario/a. De forma testimonial, el malayo aporta directamente ailanto o cacatúa (curiosa su segunda acepción), y gracias al inglés, dos muy sonoras, real o metafóricamente, gong y agaragar; a su vez el nepalés aporta panda y el tibetano yak, cebú o, de forma singular, polo (deporte).

No todo es lejanía y exostismo, así que para finalizar no podíamos olvidarnos del resto de lenguas con las que convive el castellano en España y que, por supuesto, también colaboran en su evolución. Del gallego hemos adoptado varios términos gastronómicos como vieira, filloa, grelo, albariño o queimada, pero también botafumeiro, sarpullido o la famosa morriña gallega, aunque la frontera para discernirlos parece algo difusa con su precursor, el gallegoportugués. El catalán nos alimenta con butifarra, escarola, pota, alioli, paella y cantimplora, y nos da faena con el palangre, el pincel o la pantalla en el muelle, el burdel, la mercería o la prensa; también nos aporta, entre otras, cohete, clavel, retrete, barraca, forastero, las socorridas en autodefinidos nao y seo y la más buscada estos días pasados: capicúa -cabeza y cola-. El euskera, también denominado vascuence, vascongado, vasco, o con la forma menos conocida pero más elegante éuscaro, hace su aporte especial en honor de la reconocida gastronomía de la zona, con angula, cococha, changurro, chistorra, chacolí o pacharán; también en el ámbito rural con cencerro, gamarra, zamarra, chaparro o mochila, y en el ocio, con amarraco, órdago o chistera; otros préstamos curiosos son ganzúa, chatarra, aquelarre, y uno fundamental, sin el que no podríamos orientarnos espacial ni políticamente: izquierda -de ezkerra-. Y no es que se nos haya olvidado, por supuesto hay que tener muy presente el caló, el lenguaje de los gitanos españoles, que ha realizado sus propias aportaciones al vocabulario popular y coloquial, como vimos en menda, y como es el caso de muchas palabras que escuchamos a diario y de las que probablemente no sospechábais su procedencia: referencias personales (chaval, gachó, churumbel, chalado), actividades delictivas (chorar, chorizo, mangar), actividades diarias (currar, diñar, jiñar, chingar) y tantas otras tan habituales como molar, cate, chungo, parné, endiñar, paripé, camelar, canguelo o pinrel.
Y ahora sí que sí! Terminamos este amplio monográfico deseándoos un ¡PRÓSPERO AÑO NUEVO! o como dicen en algunas de las regiones implicadas en la evolución de nuestra lengua: 新年快樂; Happy new year!  あけましておめでとうございます; Bonne année! Καλή χρονιά; Felice anno nuovo! नया साल मुबारक हो; Glückliches Neues Jahr! С Новым годом! Urte berri on! سنة جديدة سعيدة

martes, 20 de diciembre de 2011

ACOQUINAR / APOQUINAR

El último miembro que ha pasado a integrar esta particular Academia es un gran aficionado a la lingüística y a la magia, y a combinar ambas facetas; de ahí que nos haya aportado la curiosa duda semántica que os planteamos a continuación (¡Gracias Magic César!). ¡¡Comprobemos si nuestros seguidores también conocían la solución!!

Aunque parece que estuvo más de moda hace unos años, todavía se escucha con relativa frecuencia en las conversaciones de barra de bar, a la hora de pedir la cuenta, aquello de: "¡Venga, acoquina! ¡No te escaquees!". Realmente es un buen consejo, pero no tiene nada que ver con abonar lo que se haya consumido...
Acoquinar es un verbo coloquial que procede del francés acoquiner y se define en el DRAE como "amilanar, acobardar, hacer perder el ánimo". Ninguna referencia a pagos y dineros. 
Lo que realmente quieren decir los parroquianos fieles es apoquinar. La Real Academia define apoquinar como "pagar o cargar, generalmente de mala gana, con el gasto o la parte del gasto que a alguien le corresponde". También es coloquial pero ya se acerca bastante a lo que quieren expresar los que lo utilizan.

Así que nada más os queda demostrar que habéis asimilado estos conceptos. Tenéis una buena oportunidad por delante con las fechas que se aproximan. ¡¡No os acoquinéis, y apoquinad los aguinaldos para los niños, los regalos para los sobrinos y las cañas para los colegas!!

domingo, 18 de diciembre de 2011

GAUDEAMUS

Superado el que debe ser el fin de semana con mayor número de comidas y cenas festivas por metro cuadrado de todo el año!! Entre cenas de empresa, reencuentros de colegas, compañeros de cursos y demás eventos, quien más y quien menos nos hemos llevado nuestra ración de cervecitas, aperitivos, garrafón y bicarbonato...

Y por eso precisamente traemos la palabra de hoy. Gaudeamus es un término coloquial que define la Real Academia como "fiesta, regocijo, comida y bebida abundantes". Procede del latín gaudeāmus que significa "alegrémonos". Esta etimología resulta llamativa por dos motivos: su origen es una forma conjugada del verbo, algo que no parece muy habitual, y además el vocablo apenas ha variado hasta su forma actual.

Como curiosidad, existe una canción estudiantil denominada Gaudeamus igitur, "alegrémonos pues", que se ha aceptado como himno universitario extraoficial. Su verdadero título es De brevitate vitae, "Sobre la brevedad de la vida", su autor es anónimo y suena tal que así. Suele entonarse en los eventos académicos solemnes aunque, en la mayoría de las ocasiones, sólo se interpretan algunas estrofas ya que la letra de algunas otras no se considera políticamente correcta; en este enlace podéis encontrar la letra original con su traducción correspondiente.

Y esto es todo por hoy. Ánimo, y guardad fuerzas que aún nos quedan unos cuantos gaudeamus por delante!!

viernes, 16 de diciembre de 2011

MATACÁN

En una escapada rural siempre se aprenden cosas curiosas. En esta ocasión hemos visitado el pueblo más bonito de España, según lo califican diversos rankings. Desde luego, si no lo es debe andar cerca; Albarracín (Teruel) es Monumento Nacional desde 1961 y actualmente se encuentra propuesto por la Unesco para ser declarado Patrimonio de la Humanidad.

Pues en este lugar tan fascinante aprendimos lo que es un matacán. La RAE le atribuye varios significados, incluyendo algún localismo español y sudamericano. Lo que parece indicar la estructura de la palabra es, efectivamente, su primera acepción: "composición venenosa para matar perros, estricnina". Pero tiene otras muy diversas; entre ellas: "nuez vómica" [es la semilla venenosa de un árbol de Oceanía que se utiliza en medicina], "liebre que ha sido ya corrida por los perros" o "piedra grande de ripio que se puede coger cómodamente con la mano". Resumiendo, este término tiene su propia acepción vegetal, animal y mineral.

Matacán de la muralla de Albarracín








Pero es la sexta acepción la que más nos ha llamado la atención, pues matacán sirve también para referirse a la obra voladiza en lo alto de un muro, de una torre o de una puerta fortificada, con parapeto y con suelo aspillerado, para observar y hostilizar al enemigo. Vamos, el típico hueco en las murallas que aparece siempre en las películas, para defenderse de los atacantes arrojando... ¿aceite hirviendo? ¡Nada que ver! Eso sería en algún pueblo de Jaén donde hubiera excedentes. Desde los matacanes se podía arrojar agua, piedras o cualquier otro elemento de poco valor, sólido o líquido, que pudiera repeler los ataques enemigos. Pero, considerando el precio del litro, lo del aceite debe ser una leyenda histórica como la de "la chica del recodo" o "Ricardo el trovador, el perro y la mermelada de castañas"!!
 

lunes, 12 de diciembre de 2011

BRUNO/A

De vez en cuando, Carlos Sobera en su concurso nos enseña algo más que a mover las cejas o a sostener silencios eternos. En su momento ya aprendimos el significado de alfóncigo gracias a su programa, y ahora nos aporta un nuevo tono de color para agregar a nuestra paleta lingüística.

Bruno/a es un adjetivo que indica que algo es "de color negro u oscuro". Proviene del francés brun, moreno, y este del franco *brûn. Además, la etimología de la Real Academia nos recomienda consultar el término inglés brown y el alemán braun. Visto así, parecía fácil deducir el significado...!

Pero además de ser un nombre propio de origen germánico, este vocablo posee otra entrada en el DRAE que nos servirá como postre para este post. Procedente del latín prunum, ciruela, o prunus, ciruelo; bruno (también se utiliza bruño) se refiere a la ciruela negra que se coge en el norte de España o al árbol que la da. Un color ciertamente sabroso!!

viernes, 9 de diciembre de 2011

BICHOZNO

La última académica en ocupar su sillón, una auténtica profesional de las curiosidades lingüísticas, no ha querido hacerse esperar para aportar su primer ingrediente a nuestra ensalada; además lo ha hecho con una variante de una receta anterior para demostrarnos que siempre se puede mejorar. (Gracias Nuwanda!)

En su momento descubrimos lo precisa que podía llegar a ser la genealogía, dedicando una entrada a chozno/a, un nivel de parentesco difícilmente alcanzable en vida. Pero la realidad va más allá; la Real Academia recoge el término bichozno como el "quinto nieto, o sea hijo del cuadrinieto". Proviene de bi- y chozno, siguiendo una formación parecida a la de bisnieto. De su definición podemos deducir un par de cosas; primero, que no parece una definición muy técnica con un "o sea" de por medio; y segundo, que cuadrinieto es un sinónimo de chozno, aunque para descubrirlo hayamos necesitado de la definición de un tercer vocablo.

Para finalizar podemos destacar otra curiosidad sobre este término. El DRAE no incluye su forma femenina, guiándose por un criterio opuesto al seguido en su definición de chozno/a. Suponemos que será un simple descuido, aunque podría ser posible la existencia de una forma femenina procedente de distinta raíz. Pero esto habrá que investigarlo más detenidamente...!!

lunes, 5 de diciembre de 2011

AVANTAL

La mitad más espigada de Anticlón Clown, una desopilante pareja de artistas polifacéticos, nos aporta hoy un término muy casero, más utilizado en determinadas zonas de España (Gracias Celemín, algún día dedicaremos una entrada a tu nombre artístico!)

Avantal aparece en el DRAE como sinónimo de devantal, que a su vez es una forma poco usada para referirnos a delantal. Delantal nos resulta bastante más familiar; se define con acepciones bastante similares entre sí como:
-Prenda de vestir que, atada a la cintura, usan las mujeres para cubrir la delantera de la falda, y por analogía, el que usan algunos artesanos, los criados, los camareros y los niños.
-Prenda de cuero o tela fuerte, que, colgada del cuello, sirve en ciertos oficios para proteger la ropa desde lo alto del pecho hasta por debajo de las rodillas.
-Prenda exterior de tela ligera que cubre el cuerpo desde el cuello hasta el muslo o la rodilla y que llevan los niños, los empleados, los dependientes, etc., para proteger la ropa en la escuela o en el trabajo.

La secuencia etimológica paralela para obtener tres términos distintos resulta curiosa. Delantal proviene de delante, mientras que devantal procede de devant y avantal lo hace de avante. Sorprendentemente todas las formas de origen están admitidas por la Real Academia: avante como "adelante" (procedente del latín ab ante), devant como forma antigua para "antes, anteriormente" (procedente de de y avante) y lo que sí era de esperar, delante (procedente de denante, que también existe) como "con prioridad de lugar, en la parte anterior o en sitio detrás del cual hay alguien o algo" o también "enfrente".

¡Hale! A disfrutar del puente quién lo tenga! Y si no, al menos podéis quitaros el avantal de vuestros respectivos oficios y salir a aprovechar estos dias de fiesta!!

jueves, 1 de diciembre de 2011

LUMIA

Nos hemos quedado estupefactos cuando hemos visto este anuncio en televisión sobre un modelo de teléfono móvil denominado Lumia. ¡¡Ya teníamos previsto dedicar una entrada a este vocablo, pero nunca imaginamos que en este contexto...!!

Y es que lumia, lumi en lenguaje de barrio, es un término poco usado y de origen incierto, que define la Real Academia como sinónimo de prostituta, sin ninguna otra acepción. ¡Así que es una forma más para referirse a la que dicen que es la profesión más antigua del mundo!
Aparte de las incontables alternativas que desarrolla continuamente el imaginario popular, la RAE nos ofrece una amplia gama para denominar este oficio. Desde las más bruscas y despectivas como furcia, fulana, pendona, golfa, pelandusca (pelandrusca también ha sido admitida en la última revisión), buscona, lagartona, perra o zorra (aunque un juez aficionado a la lingüística haya considerado recientemente que no debería entrar en este grupo), hasta las formas más refinadas como hetera, hetaira, meretriz, pecadora, esquinera o pupila; sin olvidarnos de los eufemismos y artificios del lenguaje como mujer pública, perdida, mundana, del partido, de punto, o incluso del arte. Sin embargo llama la atención que no estén recogidas otras formas comunes como mujer de la calle, de vida alegre o de mala vida.

Pero este no es el primer caso de este tipo. Los creativos de Nokia no han sido los primeros en patinar con la denominación innovadora de algún producto comercial; ni siquiera han sido originales con la temática. Es algo relativamente habitual en la industria automovilística y el precedente ya lo sentaron los creadores del Mazda Laputa.

Otros modelos igualmente singulares fueron el Nissan Moco, el Mitsubishi Pajero o el Lamborghini Reventón.



Así que esa es la lección de hoy. Si tenéis pensado patentar algún invento, os recomendamos que deis una vueltecita previa a los traductores, si no queréis que la lengua os juegue una mala pasada empresarial.